Me hicieron esta pregunta luego de que
publicara la lista sobre miembros del gobierno, de la nueva delegación por la
igualdad en el trabajo, con un comentario bromista: “¿Me pregunto si es que la
cuota de nativos va a estar en acuerdo con el sistema de cuotaje?”
Por supuesto, mi intención era decir que ninguno de los 10 nombres sonaba muy global, por lo menos no más que el valón. Lo que, en una rápida interpretación desde mi perspectiva, muestra que entre estos diez existe más de uno que entró por cuotaje, que obtuvo el puesto de otro más competente para esta misión. ¡No jodamos! Tenemos 1,3 millones de personas que han inmigrado y quienes a su vez, han concebido un millón de hijos. ¿Y me dicen que ni uno sólo de estos calificó, en un campo donde los personajes más competentes y brillantes de este siglo han inmigrado o son hijos de inmigrantes?
Por supuesto, mi intención era decir que ninguno de los 10 nombres sonaba muy global, por lo menos no más que el valón. Lo que, en una rápida interpretación desde mi perspectiva, muestra que entre estos diez existe más de uno que entró por cuotaje, que obtuvo el puesto de otro más competente para esta misión. ¡No jodamos! Tenemos 1,3 millones de personas que han inmigrado y quienes a su vez, han concebido un millón de hijos. ¿Y me dicen que ni uno sólo de estos calificó, en un campo donde los personajes más competentes y brillantes de este siglo han inmigrado o son hijos de inmigrantes?
El delegar no tiene nada notable, es más bien
un ejemplo claro y además tragicómico de que no tenemos ministros que prioricen
reclutar de manera amplia.
Cuando visito instancias gubernamentales y municipios me encuentro a menudo con una sencilla explicación sobre por qué trabajan tan pocos inmigrantes o hijos de inmigrantes en estas entidades, y la respuesta es que no son suficientes los candidatos a estos puestos de empleo.
Una idea que nació de esto y que anda dando vueltas en mi mente es que regulemos la exigencia de aplicaciones, de tal manera que el proceso de aplicación no pueda terminar hasta que se hayan recibido suficientes aspirantes de los distintos grupos de la sociedad que se encuentran entre los grupos estadísticamente competentes (sea por género, o por ciudad natal etc. ) para el empleo.
Cuando visito instancias gubernamentales y municipios me encuentro a menudo con una sencilla explicación sobre por qué trabajan tan pocos inmigrantes o hijos de inmigrantes en estas entidades, y la respuesta es que no son suficientes los candidatos a estos puestos de empleo.
Una idea que nació de esto y que anda dando vueltas en mi mente es que regulemos la exigencia de aplicaciones, de tal manera que el proceso de aplicación no pueda terminar hasta que se hayan recibido suficientes aspirantes de los distintos grupos de la sociedad que se encuentran entre los grupos estadísticamente competentes (sea por género, o por ciudad natal etc. ) para el empleo.
En
términos simples: si un municipio busca un abogado, no puede cerrar el proceso
de admisión de currículos hasta que se
complete la misma cantidad de aplicaciones al puesto por parte de inmigrantes, basándose
en los que porcentualmente sabemos de inmigrantes que poseen un título de
abogado.
Se los dejo para que lo mastiquen un rato. ¡No digan no por sólo decirlo!
Ah, y se me olvidaba, a la pregunta de inicio, mi respuesta fue: ¡Sí!
Se los dejo para que lo mastiquen un rato. ¡No digan no por sólo decirlo!
Ah, y se me olvidaba, a la pregunta de inicio, mi respuesta fue: ¡Sí!